Ya iba tocando revisar algún clásico. En esta ocasión, redescubrimos a uno de los grupos que más me ha marcado en mis más de veinte años escuchando metal, SCARVE, concretamente su lanzamiento del 2004 titulado Irradiant.
En primer lugar, habría que clasificar a estos franceses como unos pioneros en el metal moderno. Cualquier disco de ellos aún suena fresco, como si acabara de salir a la calle este mismo año. En Irradiant llegaron a la cima de su sonido futurista, una especie de death metal melódico progresivo con toques industriales, que aún hoy no ha conseguido reproducir ninguna banda. Ni falta que hace, por cierto.
Una auténtica pena que lleven casi diez años sin sacar nada nuevo, y lo peor es que no tiene pinta de que se reagrupen, especialmente con los cambios de componentes de la última etapa del grupo. En teoría siguen activos, pero desde que el fundador y batería Dirk Verbeuren entró en Megadeth, dudo mucho de que ese estado sea realista.
Bueno, lamentaciones aparte, Scarve consiguieron tener uno de los sonidos más originales con los que me he tropezado nunca. Canciones rápidas con blast beats, temas más lentos con poli-ritmos, originales riffs que suenan a película de ciencia ficción, juegos de voces de sus dos vocalistas… Un peculiar repertorio de recursos que pasará a ser un legado de la música a nivel general.
Irradiant comienza con Mirthless Perspectives y An Emptier Void, una auténtica declaración de intenciones. Scarve tienen como propósito sorprenderte y que te preguntes de dónde viene ese sonido que no habías escuchado hasta el momento. La homónima Irradiant, al principio, cuando la escuches pensarás que tampoco es para tanto, que sí que es muy rápida y tal, pero cuando digieras las capas de guitarras y absorbas el conjunto que propone Scarve, le darás al replay.
La poli-ritmica Asphyxiate supone una bajada de intensidad. Hasta que llega el dirk blast de Dirk Verbeubem en el momento perfecto tras unos épicos arpegios. Casi a continuación, hay una aparición estelar de Fredrik Thordendal (Meshuggah) en la que toca un solo de guitarra capaz de licuarte el cerebro como te descuides. En Hyperconscience os recomiendo que prestéis la máxima atención al escucharla, especialmente al juego de melodías de las dos guitarras: un arpegio futurista mezclado con un riff rítmico cabalgando sobre un blast beat. Para mi uno de los mejores momentos de Irradiant.
The Perfect Disaster es una lección de cómo conseguir que una canción lenta sea épica y orgásmica. En Molten Scars vuelven al frenesí saltando sobre tu cuello a altas velocidades. Cerrando el disco, Fireproven con sus valles y montañas emocionales y sus pasajes cibernéticos te harán preguntarte por qué este grupo no llegó más alto.
Desde luego, lo que es seguro es que Irradiant no parece en absoluto que tenga doce años ya. Es un clásico atemporal que cualquier metalero que se precie debería estudiar y diseccionar hasta el más mínimo detalle. Os garantizo una completa satisfacción si os animáis a escuchar o a redescubrir a Scarve.