¿Recordáis esta portada? Creo que no había mucha gente preparada para resistir el abordaje que perpetró en 1998 Soilent Green con Sewn Mouth Secrets, su primer disco en la discográfica Relapse Records. Y menos con esa deliciosa carátula indudablemente inspirada en el trabajo del genial Alphonse Mucha. En esa época apenas había Internet, pero las críticas positivas hacia este lanzamiento corrieron a toda velocidad de boca en boca. No hubo revista metalera que no lo reseñara.
Y aquí estamos, casi veinte años más tarde, revisitando y disfrutando con Sewn Mouth Secrets. Lo primero que llama la atención de este álbum es que sigue sonando tan fresco como el primer día. Gracias a ello es la combinación perfecta que hicieron Soilent Green mezclando a partes iguales death metal, grindcore y -agárrate- sludge. Este último subgénero, que consiste en unos ritmos lentos y pesados con unos riffs que suenan a Black Sabbath, hasta lo que yo sé, nunca se había incorporado a otro subgénero tan opuesto como el death metal o el grindcore.
Este hecho no sorprende cuando se averigua que este proyecto cuenta con el guitarrista Brian Patton (Crowbar) y el batería Tommy Buckley (EyeHateGod), ambos pertenecientes a la escena estadounidense de Nueva Orleans / Luisiana, también conocida como NOLA. Si se incluye el dato de que el polifacético vocalista Ben Falgoust II (Goatwhore) está incluido en sus filas, ya empiezan a cuadrar las cuentas. De hecho, Soilent Green nació como un proyecto paralelo musical bastante diferente a lo que hacían sus componentes en sus bandas principales.
It Was Just An Accident comienza a abrir fuego tras una curiosa intro mediante unos blast beats frenéticos y las voces cambiantes de Falgoust. Los riffs de guitarra son sencillos, pero absolutamente geniales. Los cambios de ritmo y de género son continuos a lo largo del corte, algo que seguirá sucediendo a lo largo de todo Sewn Mouth Secrets. El final es puro sludge y queda genial con todo lo escuchado antes. La, a priori, imposible coherencia, acaba de suceder una vez escuchado el tema al completo.
Soilent Green incluso recurre, rizando el rizo, a intros con rock sureño, como en Build Fear, o inspiradas en el blues, tal y como se puede apreciar en Her Unsober Ways. Después, lógicamente, cada canción muta hacia el sludgegrind marca de la casa. Para añadir, como si no la hubiera ya, más diversidad a la música, tenemos cortes como Looking Through Nails. Una canción agónicamente lenta, pesada y tan pegajosa como los pantanos de Luisiana. Puro sludge.
La homónima Sewn Mouth Secrets tiene la, para mi gusto, mejor colección de riffs de todo el disco. Quizá sea la que mejor representa la identidad que tenía Soilent Green en 1998. Que quede claro que me encanta el disco en su totalidad, pero si tuviera que elegir una sola canción, tendría que elegir Emptiness Found. No sé las veces que habré escuchado la curiosa e inclasificable introducción, repitiendo esos primeros veinte segundos hasta la nausea. Le sigue un sencillo groove con unos aun más sencillos riffs, Se acelera el tema tomando una dirección que se podría encuadrar en el hardcore, y el asunto degenera, en el buen sentido, hacia un grindcore con atípicos riffs de guitarra. Y ya paro, porque contiene tantas partes diferentes que sería inaguantable leer un intento de descripción.
Como reflexión final, llama la atención cómo unos músicos pertenecientes a grupos tan encuadrados en sus estilos pudieran conseguir un sonido tan fresco y dinámico, en el que es imprescindible estar atento para poder disfrutarlo. Tengo que añadir que a Sewn Mouth Secrets le siguió A Deleted Symphony for the Beaten Down tres años más tarde. Otro disco increíble, que resultaba más intenso si cabe. Después, y tras una serie de tragedias personales, lanzaron un par de discos más, que siendo fiel a la verdad, no me gustaron tanto. Ni de lejos. Quizá con el tiempo perdieron esa magia que consiguieron en sus primeros años.
Así que, habiendo dicho todo esto, creo que es un buen momento para sugerir que volváis a disfrutar con Sewn Mouth Secrets. Y si no lo conocíais, no sé cómo decir de una manera elegante que estáis perdiendo el tiempo hasta que lo hagáis. Al final lo he acabado diciendo.