Crítica: IMMANIFEST «Macrobial» (2019).

Inquietante portada; parece talmente sacada de un largometraje de Guillermo del Toro

Es algo por todos conocido que en EEUU el black metal sinfónico  no tiene mucho predicamento; un estilo que situamos inconscientemente en los fríos países nórdicos pero no en la bastante más templada Florida. IMMANIFEST se atreven a contradecirnos, veremos si lo hacen con o sin razón.

«Macrobial» es su primer larga duración después del EP «Qliphotic» (2010). Ahora ya de la mano del sello norteamericano The Artisan Era, dan el salto a la primera división de la escena underground.

El estupendo trabajo artístico de la portada da pistas de por donde puede ir la temática de sus letras; esa mixtura de estética «videojueguil», cinematográfica, con toques de ciencia ficción, nos pone en antecedentes y hace pensar, más que en unos DIMMU BORGIR, en los inefables LIMBONIC ART, por los asuntos cósmicos-mitológicos que encontraremos presentes en todo el álbum.

Pero vamos al meollo. El cortito primer tema retrotrae al rimbombante black metal  sideral de BAL SAGOTH; y es una buena toma de contacto poder oir guitarras pesadas, pegadizas y de calidad, junto con algo tan característico de los 90’s como era la voz recitada. Aún con todo, este disco no es de los que entra en la primera escucha, algo que puede ser positivo como observaremos más adelante.

Con el segundo tema «Ultraterrestrial Creation» queda patente que la producción roza el sobresaliente, aunque en ocasiones las partes orquestales se difuminen y no cobran el protagonismo de otras bandas del mismo género. La voz predominante es gutural y se entremezcla con una chillona muy al estilo death/black nórdico; aquí me vienen a la memoria los noruegos Bloodthorn pero más acelerados y menos épicos. Quizá es la pista más cañera y death  del disco.

Sigue «Wandjina»; título que nos lleva hasta la mitología aborigen australiana. Con un atmósfera ciertamente mística y momentos recitados, es uno de esos temas indicados para oír, más que escuchar; para tenerlo de fondo mientras lees un capítulo de alguna novela con trama ocultista o de terror cósmico. Pasajes con unas guitarras rítmicas machaconas que  junto con ese doble bombo tan nítido, típico de este estilo, marcarán ritmo y cadencia hasta el final del tema.

Más compleja, atmosférica y oscura, la cuarta pista «Emissaries of Ikhenaton» nos entrega ciertos momentos preciosistas y trascendentales de nuevo muy a lo BAL SAGOTH; durante algunos momentos por primera vez escuchamos cantar -no sólo recitar- con voz limpia, con un resultado más que aceptable. Se cuelan también de forma sutil, casi inapreciable, algunas notas orientales haciendo honor al título faraónico de la canción pero que no pasarán de una distinguida anécdota.

«Black Miracle» y «Jahbulon’s Labyrinth». El primero es un tema clásico que conserva las ya recurrentes guitarras pesadas con unos buenos riffs (y solos), melodías metaleras y voces cacofónicas tipo NINNGHIZHIDDA. En cuanto a «Jahbulon’s…» ( la sexta pista del álbum), es la más retorcida, extraña y técnica de todas. La melodía principal es muy similar al tenebroso tema -mil veces versionado- «Fantasma de la Ópera»; raro pero pegadizo, donde también tenemos voces limpias cantadas y recitadas.

No podía faltar una pista para reposar y asimilar lo ya escuchado, «Orbis Speculari». Un pasaje fantástico, de poco más de un minuto con una voz reverberada y angelical tipo «Enya» (sí, habéis leído bien, Enya). Este inesperado momento, casi intimista, se fusiona con el comienzo del penúltimo tema «Niflheim»; el llamado reino de las tinieblas nórdico suena como tal; un tema oscuro, agresivo y más a saco con exhibicionista solo final.

Por último el extenso «Spirits of Old» de casi siete minutos. Se puede decir que un buen compendio del álbum; posiblemente con la mejor melodía de guitarra de todo el disco y unos coros masculinos tipo EMPEROR que dan más alcurnia si cabe. Temazo que resume todo lo que puede hacer esta banda en cuanto a variedad, técnica y, hasta cierto punto, originalidad; con un trabajo de batería medianamente técnico (sin alcanzar velocidades extremas) y un medido uso de sintetizadores que dan más un carácter cósmico-sideral que industrial o futurista.

Llegados hasta aquí entendemos que no han sucumbido a lo comercial, ni se han dejado llevar por modas y raras mixturas. El propio grupo se publicita en redes sociales a fans de DIMMU BORGIR o CRADLE OF FILTH, pero salvo algún frágmento, yo no encuentro similitudes más allá de algunas orquestaciones y quizás el hermoso «Orbis Speculari».

IMMANIFEST han mamado de la escena noventera, aportanto un disco de 42 minutos lleno de buenas intenciones pero también de buenas canciones y calidad compositiva. No es un grupo fácil y requiere de varias escuchas para poder digerir todos sus matices, pero a mí personalmente me han dejado una grata impresión y nostalgia, mucha nostalgia hacia un estilo casi extinto; y es que ejecutar esto en el año 2020 -mucho más en EEUU- es muy valiente y de alabar.

¡Larga vida agonía al Black metal sinfónico!

 

IMMANIFEST son:

  • Eldrik Bloodaxe : Vocals
  • Asgrim : Guitars, Vocals
  • David Belmonte : Guitars
  • Rob Thoth : Bass, Vocals
  • Anton Kalaj (Roberto Celentano) : Keyboards
  • Chris Pistillo : Drums

 

 

https://www.facebook.com/ImmanifestOfficial/

 

 

 

 

 

 

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