Una década. Eso es lo que ha pasado desde la última vez que tuvimos un nuevo álbum Nocturnal Rites. Y dada la partida del guitarrista Chris Rorland a Sabaton hace unos años, muchos de los que les seguíamos asumimos que el periplo de NR había llegado a su fin. Luego vinieron las primeras fotos en la página de Facebook de la banda (ya con el nuevo fichaje a las cuerdas, el refutado Per Nilsson) y el anuncio de que andaban preparando un nuevo álbum. Una de las mejores bandas en power metal del principio de los 2000 andaba engrasando la máquina, motivo de celebración para los que disfrutamos con los extraordinarios «Afterlife» (2000) o Shadowland (2002), que en ese momento les encumbraron a la cima de la escena melódica. La expectativa, por lo tanto, era alta, y a fe que han cumplido.
Cortes poderosos donde los riffs de afinación grave suenan pesados y consistentes, contrastados por otros más armónicos, como bien queda reflejado en “A Heart As Black As Coal”, excelente presentación del disco, con ese metal oscuro no exento de grandes melodías, tanto vocales como en las líneas de guitarra.
“Before We Waste Away” es una canción que puede sonar más comercial, aunque va creciendo en intensidad, con esos clásicos arreglos corales tan pegadizos, redondeando una gran canción.
La veloz “The Poisonous Seed” se desata con un potente doble bombo y unos sugestivos tonos en la voz; original y una de mis favoritas. También hay tiempo para temas con el tempo más pausado, tal como «Repent my sins», aunque la calidad de la composición, en ningún momento, baja el pistón.
En «What’s Killing Me» mezclan groove con ligeros ritmos electrónicos, acompañados por unos expresivos solos de Fedrik Mannberg. La voz de Jhonny suena realmente poderosa, llegando perfecto a todos los registros.
«A Song for You» viene para arrasar, contundente a la vez que armoniosa. Un trallazo, y a la vez una delicia.
«The Ghost Inside Me» nos deja un impresionante riff (otro más) acompasado por una batería que excede en velocidad a la powemetalera al uso. Nilsson se luce realizando una parte instrumental digna de escuchar una y mil veces.
Del lado más comercial cae «Nothing Can Break Me», aunque con ese toque diferencial que hace reconocer el sonido de NR.
«Flames» es una de las canciones más interesantes, con los diferentes pasajes musicales girando alrededor de un teclado reproducido prácticamente en un loop durante la duración del tema. Un medio tiempo maravilloso.
Ya para clausurar este enorme “Phoenix” una deleitable guinda, “Welcome To The End”, otro de los trallazos incluidos, más de esas armonías de guitarra mezcladas con los teclados y coros que ya se han convertido en seña de identidad de NR.
Lejos, lejísimos, quedan ya esos inicios death metal de la banda, que ha retomado su camino con un álbum magnífico de melodías y riffs que querrás escuchar una y otra vez. Triunfal regreso, como ave fénix, que les impulsa a la cúspide del power. Como bien asegura Andi Deris (Helloween), «El metal no es solo voces guturales». Esperemos que no haya que esperar otros diez años para disfrutar de este grupazo. Hasta entonces tenemos este “Phoenix”, metal melódico y poderoso para disfrutar en todos sus matices.
Pistas:
1 A Heart As Black As Coal |
2 Before We Waste Away |
3 The Poisonous Seed |
4 Repent My Sins |
5 What’s Killing Me |
6 A Song For You |
7 The Ghost Inside Me |
8 Nothing Can Break Me |
9 Flames |
10 Welcome To The End |
Banda:
Nils Eriksson – Bajo
Fredik Mannberg – Guitarra
Owe Lingwall – Batería
Jhonny Lindqvist – Cantante
Per Nilsson – Guitarra