CRÍTICA: UNFATHOMABLE RUINATION – FINITUDE (2016)

Otro gran lanzamiento del recién terminado 2016 que casi se me escapa. Unfathomable Ruination es un grupo que toca un brutal death muy muy técnico, en un plan parecido al de nuestros adorados Wormed, pero más retorcidos si cabe. Británicos de pura cepa, tienen en sus filas al bajista Federico Benini, conocido por su excelentísimo trabajo en los increíbles -y creo que tristemente ya difuntos- Cerebral Bore.

Lo he dicho unas cuantas veces ya, pero lo voy a repetir. El brutal death estándar me parece un coñazo, es un género que se hace muy pesado de escuchar, hasta para el más entusiasta. Unfanthomable Ruination sin embargo hacen una revisión de este estilo, aportando determinados toques que resultan refrescantes. No hay nada más que escuchar la primera canción, Pestilential Affinity, en la que desde el mismo principio uno se siente aplastado con los gravity blasts, cortesía de Doug Anderson, y la gutural voz de Ben Wright, todo ello adornado con mil notas de guitarra por segundo.

Pero entre tanto aparente caos, hay algo que te llama la atención y te engancha. De vez en cuando aparecen unas partes tremendamente pegadizas que se alejan del «manual oficial de cómo escribir brutal death«. Unfanthomable Ruination no esconden sus influencias de grupos como Origin o Suffocation. Es agradable acordarse de estos últimos en determinados toques que contiene el tema Abdication Of Servitude, sobre todo en su primer minuto.

El intenso viaje que propone el grupo con su reciente Finitude está apuntalado con la producción musical. Es un goce escuchar todos los instrumentos a la perfección, sin que ninguno abuse de su presencia. En cortes más lentos con ritmos marcados a martillazos como The Ephemeral Equation se puede apreciar voces narradas en segundo plano, en varios idiomas, incluso el español. Es un disco bastante variado, dentro de su contexto musical, donde hay cabida a blast beats, gravity blasts, medios tiempos, breakdowns y lo que sea necesario para no aburrir al oyente. Y desde luego a mi no me han aburrido, todo lo contrario, Unfanthomable Ruination me han hecho disfrutar con este género.

Dos cosas a destacar antes de cerrar. Me ha encantado la voz de Doug Anderson. Suena cavernícola y muy gutural, pero sin abusar, está en el punto perfecto. Se nota que tiene que tener el diafragma bastante ejercitado. Lo segundo que despunta: las letras. El grupo se apuntó desde sus inicios a la temática ciencia ficción salpicada de horror que tantos halagos le han traído a los españoles Wormed. Nada de gore, vísceras, ni abuso sexual de cadáveres.

Este Finitude no llega a las cotas de absoluta genialidad a las que han llegado este año Wormed con su disco Krighsu, pero se queda cerca. Se lo recomendaría a cualquiera que le guste el death metal, e incluso a los que no. Aun me dura la sorpresa, Bennu

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