CRÍTICA: NATIVE CONSTRUCT – QUIET WORLD (2015)

Native Construct es un grupo formado por unos estudiantes del prestigioso Berklee College of Music de Boston. Creado con la idea de buscar una salida a su desbordante creatividad, autogestionaron su debut, Quiet World, grabando y produciéndolo ellos mismos, y fueron fichados rápidamente por la discográfica Metal Blade Records.

¿Por qué reseño este disco que tiene ya casi un año? Principalmente, porque llevo cerca de un mes seguido escuchándolo sin parar. También influye que lo haya descubierto casi de casualidad hace precisamente ese tiempo. Aunque la verdadera razón es que me parece una auténtica maravilla.

Quiet World contiene trazas de mil estilos diferentes. Hay partes que recuerdan a Queen, trozos funk, retazos death metal, partes orquestales, metal progresivo, sonido latino… Todo mezclado de una forma coherente y que termina siendo tremendamente divertido de escuchar. Además tengo que reconocer que por primera vez me han engañado con la batería. Pese a lo que parezca por todos los detalles, sonido y dinámicas, Native Construct afirman que en el disco está programada.

Si observamos el listado de canciones de Quiet World veremos que no hay muchas, concretamente siete. Suficientes si tenemos en cuenta que varias de ellas superan los ocho minutos. Queda claro que prefieren la calidad a la cantidad, porque menudos siete temas.

Abre el disco Mute, con una parte orquestal con blast beats que cesan su ataque enseguida para pasar a metal progresivo. Segundos después entra la parte que recuerda a Queen. Esta es una tónica que sigue el disco, una transición de estilos de una manera totalmente natural que hace que apenas te des cuenta. Y bueno, el cantante. No se dedica a hacer gorgoritos todo el rato, este tío es que canta bien en todos sus registros.

Passage es mi canción favorita del álbum. No tiene sentido, pero la melodía del principio me hace pensar en la película de Aladdin. A continuación surge un solo de guitarra muy a lo Santana que adorna una sección latina terminándola un saxofón. Volvemos a la melodía principal para adentrarnos en territorio extremo que deriva en unos breakdowns con orquesta. Espectacular.

Chromatic Creation podría ser perfectamente la joya del disco. Comienza muy progresiva, tiene un intermedio funky, y un tramo final de locura con cambios constantes. Teniendo en cuenta que dura más de doce minutos, imagino que componerla habrá sido una odisea.

Hacía tiempo que no me divertía tanto escuchando un disco y que además aguantara tantas escuchas seguidas. Álbum recomendado sin duda para amantes de la música en general.

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