Brujas, contracultura y rock: el eco del Malleus Maleficarum en la actualidad

 

 

La bruja, a lo largo de la historia de la historia, ha sido una figura de gran influencia en la cultura. Ha sido contenedora  de sabiduría y poder, pero también ha sido señalada como el “otro” que atenta contra el mundo de Dios, embajadora del Diablo y representante de la lujuria. La imagen de la bruja como un ente malvado e impuro, sin duda, le debe mucho al Malleus maleficarum (martillo de brujas).  Uno de los libros con mayor repercusión en la historia de la humanidad.

Muchas personas nunca han leído dicha obra; sin embargo,  de alguna manera, conocen algo de su contenido y su impacto, ya que todas las atrocidades que ocasionó aún tienen eco en la época actual. Aquel libro moldeó a la bruja como un enemigo perverso que se debía de exterminar  y promovió  una marea de odio contra la mujer.

Forjado en odio y sustentado en “deber divino”, El Martillo de brujas – publicado  en el año de 1486  por Heinrich Kramer y Jakob Sprenger-  se propagó por Europa; fue el libro más leído después de la Biblia,  desde su publicación hasta 1678. El legado de kramer fue una ola de paranoia, misoginia y la muerte casi 60,000 por manos de la Santa Inquisición.

El Martillo se creó en el siglo XV. Los responsables de esta obra son los monjes dominicos: Heinrich Kramer y Jakob Sprenger. Kramer (1430-1505) nació en Schalettstad, una pequeña ciudad alemana al sudeste de Estraburgo. Ingresó en la Orden del Santo Domingo, muy joven. Desde su entrada en la orden, mostró una gran pasión y fue nombrado Prior de la casa de los dominicos de su ciudad natal. También fue predicador y maestro de teología. En 1974 comenzó su carrera como inquisidor de Tirol, Salzburgo. Bohemia y Mordavia. Sprenger (1435-1495) es originario de Basilia. Él fue novicio en la orden de los dominicos y se graduó como maestro de teología. Después fue nombrado Prior y Regente de estudios en la Universidad de Colonia. En 1480 fue elegido como decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Colonia.

La idea para la realización de este libro se comenzó a gestar aproximadamente en el año de 1474. Kramer fracasó como inquisidor, ya que no pudo llevar acabo las acusaciones a las brujas de la manera que él quería. Ante estas circunstancias, el monje dominico comenzó a escribir y recopilar elementos, para desmostar el peligro que las brujas representaban. Kramer motivado por el odio y escudado en un supuesto deber heroico, termina de escribir el Malles maleficarum en 1486. Sobre la participación de Sprenger en el libro no se puede decir mucho, pues se piensa que éste realmente no contribuyó; fue incluido por Krammer en el proyecto por el gran respeto e influencia que tenía dentro de la Orden de los Dominicos.

El Malleus maleficarum se consagró como símbolo de la cultura europea durante casi dos siglos, se edificó como parte de la ideología  cristiana dominante. En el caso de la bruja, tal vez, en determinados casos, podría decirse, que representó un punto de quiebre ante la cultura cristiana imperante. Digo en ciertos casos, pues muchas de las personas asesinadas fueron cristianos acusados por diferentes motivos. Pero también, muchas de esas mujeres quemadas en la hoguera fueron parte de una cultura que se contraponía a la dominante. Podríamos decir, que las brujas fueron especie de contracultura, pues la “contracultura es un movimiento que se puede dar en cualquier época y significa dar respuesta contestataria a lo establecido.” (Moreno Fernández, Nueva era y Contracultura, 53) Sobre esto, podríamos decir que sí; sin embargo, la contracultura es un fenómeno que comienza hasta el siglo XX.

Para hablar de contracultura, primero habría que explicar que “por cultura grosso modo, se entiende el conjunto de transformaciones facturadas por el hombre en su comercio con la naturaleza. La cultura es sobre- naturaleza […] Marx diría que la cultura no es un don natural porque, requiere necesariamente, de la mediación de la razón […] Al modificar el ambiente, al adaptarlo a sus necesidades y exigencias, el hombre crea el medio cultural del que forma parte” (González, Acerca de la ideología del rock… en línea) Sobre esta base,  la cultura se explica como la  modificación del ambiente mediante a procesos psicológicos y técnicos; las manifestaciones que se pueden ver de la cultura serían la material y la espiritual. La primera se encuentra relacionada con los medios de producción y materiales. La segunda hay que entenderla como una suma de conocimientos, formas de pensamiento, concepciones de la realidad. Ejemplo: la música, la filosofía, la literatura etc. Estas son las manifestaciones de la cultura y sólo existen como producto del hombre

La cultura como acto de trasformación está condicionada por la ideología,que es “una suerte de poder espiritual que anhela el dominio de pensar de los otros. Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o dicho en términos, las clase que ejerce el poder material dominante en la sociedades es, al mismo tiempo su poder espiritual dominante” (Marx en González, Acerca de la ideología…). El pensamiento de la clase dominante intenta alinear a las clases que están por debajo. Sin embargo,  como respuesta nace la contracultura.

Theodore Roszak, en su libro El nacimiento de una contracultura, ubica el origen de la contracultura a finales de los años sesenta. En E.U. de los años sesentas el canon cultural impuesto era conservador y de una tendencia a exaltar la guerra de Vietnam. Ante estas imposiciones, nace el movimiento hippie que era un punto de quiebre contra aquella sociedad moralista y conservadora. La contracultura emerge  como una “serie de movimientos y  expresiones culturales, usualmente juveniles, colectivos que rebasan, rechazan, se marginan, se enfrentan o trascienden la cultura institucional.”(Agustín, La contracultura en México, 129) Los jóvenes rechazaron la cultura instituida y emprendieron diferentes tipos de manifestaciones. La vestimenta sufrió cambios, en el caso de los hombres, como signo de libertad comenzó a utilizar el cabello largo; se inició la manifestación de una identidad que rompió con los parámetros establecidos. Como precedente e influencia se retoma a los llamados Beatink, como: Borroughs, Kerouac, Ginsberg, que cimentaron un descontento y la insatisfacción ante la cultura imperante.

La parte musical fue una de las que más escandalizó a la cultura instituida. El rock, durante finales de los sesenta, los setenta y los ochentas, se convirtió en estandarte de lo que era la contracultura. Dentro de este género surgieron varios subgéneros, que se manifestaron de diferentes maneras; pero todos estos tenían en común el rechazo por la cultura instituida y la insatisfacción ante el constructo social. Como ejemplo, nacen las subculturas:  hippies, punks, metalheads y góticos, por mencionar a algunos. Cada uno con rasgos distintivos,  pues “ la contracultura genera sus propios medios y se convierte en un cuerpo de ideas y señas de identidad que contiene actitudes, conductas lenguajes propios, modos de ser y de vestir y en general una mentalidad y sensibilidad alternativas a las del sistema” (Agustín, La contracultura…, 130) Sobre esta base, entendemos que cada tienen diferentes vestimentas, manifestaciones artísticas, ideas; no obstante, todas comparten el rechazo por la cultura colectiva.

Sin duda, todas esas manifestaciones escandalizaron y rompieron los esquemas. Los hippies predicaron el amor y la libertad sexual, en tiempos de guerra y represión. Los punks atentaron contra las buenas costumbres, contra la farsa del progreso, la pose de un gobierno totalitario y fascista. El metal escandalizó e indignó a los buenos cristianos; atacó a los buenos valores. Sin embargo, todo termina por ser absorbido, toda rebeldía es asimilada por el sistema; se podría decir que “el rock como contracultura es hoy una realidad caduca, mas su porvenir está garantizado por la expresión artística” (González, Acerca de la ideología del rock…) Así como las brujas, el rock cayó bajo las llamas de un sistema controlador; empero, sostengo que, aunque este género haya sido asimilado, todavía representa un punto de oposición ante la cultura, ya que no toda la música es aceptada por la sociedad ni por la cultura dominante. En esa expresión artística es donde el rock, así como las brujas, todavía sigue siendo opositor de la ideología hegemónica.

Todo esto me lleva a observar el impacto que aún tiene el Malleus maleficarum en la actualidad y la manera en que el rock ha entablado un diálogo con ese arcano libro. La manera de hacerlo será exponer fragmentos del Martillo de brujas y una respuesta del rock, desde diferentes perspectivas.

La presencia de mujeres que tenían conocimientos acerca de hierbas medicinales, conocedoras de saberes arcanos representaron una fuerte amenaza contra al autoridad de la iglesia, pues, claramente, el conocimiento es poder y todo poder que la casa de Dios no pueda controlar es un grave problema; es asunto del Demonio. Sobre esto, Philippe Ariès expone que “es posible que durante la Edad Media la desconfianza hacia la mujer haya aumentado entre los hombres y, en particular, entre los clérigos, como una especie de reacción de defensa ante la importancia que había adquirido la mujer” (Philippe Ariès en Cándano,  Reminiscencias misóginas…, 217). Una campaña en contra de las mujeres comenzó a gestarse desde el siglo XIV, pero adquirió mayor poder un siglo después con la proclamación de la bula de Inocencio VIII y la publicación de Malleus maleficrum.

La misógina supura de las páginas de la obra que expuso a la mujer como un ser mezquino y fácil de corromper. Como ejemplo el siguiente pasaje: “y en verdad, así como por su primer defecto de  inteligencia  son más propensas a abjurar de la fe, así, por su segundo defecto de afectos y pasiones exagerados, buscan, cavilan e infligen diversas venganzas, ya sea por brujería o por otros medios. Por lo cual no es asombroso que existan tantas brujas en este sexo.” (Krammer, Sprenger, Malleus maleficarum, 52). Aquí, de forma clara, observamos un menosprecio por la mujer; sobaja el estatus de ésta y señala como estúpida y fácilmente influenciable ante el Demonio.

Con base en lo expuesto, podríamos ver el otro lado en la siguiente canción, la perspectiva de las brujas ante sus perseguidores: “There was fear at the heart of the Christian Church./Failing power, losing trust,/Losing those that should worship./The One True god,/What they needed was one to take hold” (Inkubus Sukkubus,The dark goddess, “Hammer of the witches”). La lírica expone aquel miedo que tenía la iglesia ante las mujeres que no podía controlar. El poder de dicha institución se veía en peligro por aquellas figuras femeninas que no creían en el dios cristiano; es por eso que existía “la necesidad de mantener a raya al Maligno y trasferir sus faltas y culpas morales a la enemiga número uno: la mujer, la perversidad universal, el mismísimo demonio apoderado de su genio y figura”( Cándano, Reminiscencias misóginas…,221). Más adelante, la canción crítica a la ideología del Malleus, señala esas ideas como una peste:”Of the pestilence spreading/Across the fair land,/Like disease through the veins of a slow-dying man./Taking souls, raping souls, showing demons the route to us all.”(Inkubus Sukkubus, The dark…). La canción recrea las voces de las brujas que denuncian las ideas de Krammer como una enfermedad que se expandió por la tierra. Después la pieza señala algo de suma importancia; todas las almas que se tomaron en nombre de la iglesia, y esa imposición de querer señalar a los demonios, marcar donde estaba todo lo malo y así imponer su ideología.

Esa visión impositiva de lo que era bueno y malo recorre todo se puede observar, claramente, aquí: “el diablo puede provocar un efecto mágico sin la colaboración de un brujo. Así lo afirma San Agustín. Todas las cosas suceden de forma visible, de modo que es posible verlas, pueden (se cree) ser obra de los poderes inferiores del aire. Pero los males y dolencias corporales no son por cierto invisibles; antes bien resultan visibles  a los sentidos, por lo cual pueden ser provocados por los diablos.” (Krammer, Sprenger, Malleus…18) En este fragmento está ejemplificado lo que la canción señala: una imposición de los supuestos males que atentan contra la fe y el hombre, y así justificar el sendero que se le debe imponer al ser humano, el supuesto camino del bien, pues para aquella cultura “los inquisidores y torturadores realizaban el trabajo de Dios. Estaban salvando almas, aniquilando a los demonios.”(Sagan, El mundo y sus demonios, 122)

La obra del dominico fue escrita con una pasión aguerrida y un estilo sensacionalista, y así las palabras en contra de la mujer se incrustaron profundamente en las mentes fácilmente maleables. Aquella pluma trasformó a ancianas y jóvenes doncellas en  monstruos malvados, ya que Krammer proclamaba: “y de la maldad de las mujeres se habla en  Ecclesiasticus,  XXV: “No hay cabeza superior a la de una serpiente, y no hay ira superior a la de una mujer. Prefiero vivir con un león y un dragón que con una mujer malévola». Y entre muchas otras cosas que en ese lugar preceden y siguen al tema de la mujer maligna, concluye: todas las malignidades son poca, cosa en comparación con la de una mujer.” (Krammer, Malleus…, 49). Contundente y soberbio, el dominico esculpió estas palabras en el vulgo. Este discurso lleno de ira cayó sobre las vidas de miles de mujeres. Aquellos señalamientos sin sustento se transformaron en llamas, pues “lo que el Malleus venía a decir, prácticamente, era que, si a una mujer la acusaban de brujería, es que es bruja.”. (Sagan El mundo y sus demonios, 120) Bajo el argumento de que no hay nada más perverso que la mujer, escudado en las palabras de los santos, este Inquisidor mandó miles de almas al infierno, cercenó la vida de muchas y dejó una cicatriz incurable en la historia.

Ante este odio divino, habría que de nuevo contraponer la otra perspectiva. En la siguiente pieza se representación de la voz de un testigo: “She didn’t do no harm/Never to hurt anyone/Envy and hate…/To misfortunous fate” (Vomituriton, A leflover, “Malleus maleficarum”). Esta lírica parece un murmullo, que expone lo que las brujas vivieron. En su mayoría fueron mujeres que nunca entendieron el odio que Krammer y la iglesia cristiana desataron sobre ellas. Llevaban vidas tranquilas, muy lejos de todas las acusaciones de la Inquisición. Y así como expone la voz de la canción, tal vez nunca lastimaron a nadie, pero perecieron bajo un infortunado destino.

Dentro de la música que he seleccionado también existe la voz del Inquisidor: “I’m coming to find you/I’m coming to get you/I’m coming to take you away/You witches are evil/You worship the devil/So listen to what I say/Come peacefully from out of your huts/Or I’ll have you witches prey/I want destroy you/Must play and toy you/And” “Witchfinder General, Death penalty, “Witchfinder general”).  Lo que está contenido aquí es el odio que ha traspasado los siglos. En esta voz ficticia del Inquisidor hay un atmósfera de terror propagada por él, pues las primeras líneas son amanzanas en contra de las brujas; las señala como entes malvados; se escuda en ese supuesto deber divino del Inquisidor para proclamar su destrucción. Al final se observa de manera metafórica lo que las mujeres eran para los clérigos: unos simples juguetes.

Dentro de esta voz de replicada se siente lo que manaba del Malleus, aquellos “elementos misóginos… como puede esperarse de una sociedad reprimida sexualmente, dominada por varones, con inquisidores procedentes de la clase de los curas, nominalmente célibes.”. (Sagan, El mundo…122) El Martillo, sin duda, fue un monumento a aquella cultura misógina y patriarcal, en donde la mujer fue sometida por el sólo hecho de su sexo.

Ante las palabras del Inquisidor, contrapongo a la voz de la bruja, que clama: “Piras funerarias, rodean los campos, la suerte ya esta echada, nos vienen a matar. Brujas y hechiceros, contengan sus cantos. Cruel muerte en forma de bondad […] Mi alma atormentada, mi cuerpo hecho cenizas. Contemplo levitando la tragedia infernal. Aúllan, los lobos, con piel de cordero. Profetas de Dios, cantando a la muerte…” (Ordo Funebris, Cantar la morte: Fábula triste, “Malleus maleficarum”). En este fragmento de siente la sensación de  la muerte propagada por el Inquisidor; está presente el miedo de la bruja ante ese ente hipócrita que canta a su Dios mientras ejerce la crueldad. La imagen expuesta de lobos con piel de cordero sirve perfectamente para satirizar la mentira que la iglesia encarnaba o encarna todavía. La bruja expone su dolor victima de los profetas de Dios.

En suma, la obra Krammer es un monumento a la misoginia, al fanatismo religioso. En el Malleus melficarum se observa una parte de la ideología cristiana que alineó Europa durante casi dos siglos. Sin duda, es un acta que constata actos atroces que se suman a la historia de la iglesia cristiana y su deber heroico de salvar a la humanidad. El libro representanta el odio una cultura machista que creó en el inconsciente colectivo la imagen de una bruja lujuriosa, estúpida, malvada, que amenaza la bondad del mundo. No obstante, también en este proyecto quedó demostrado que la bruja es una figura que representa rebeldía y contracultura, es por eso que géneros musicales como el Gothic rock y el Metal retoman la figura de ésta. En esta labor quedó constatada esa influencia de la bruja y el eco de las atrocidades del Martillo de las brujas.

Obras citadas

Agustín José, La contracultura en México, 2ª ed., Random House Mondadori, México, 2007.

Cándano Graciela, Reminiscencias misóginas en la literatura ejemplar: un aspecto de lo maravilloso mágico en la Baja Edad Media”, Instituto de investigaciones filológicas, Acta poética, 29 (2008), pp. 213-227.

Inkubus Sukkubus, The dark goddess, Inglaterra, 2010, “Hammer of the witches”

Krammer Heinrich, Jakob Sprenger, Malleus maleficarum, Texto digitalizado.

Malleus Malleficarum, Demonologia.net, consultado en línea.

Moreno Fernández Silvia, Nueva era y Contracultura, texto digitalizado por www.uam.mx/revista/julio_agosto2005, (2005, pp. 51-62.

Ordo Funebris, Cantar la morte: Fábula triste, España, 2003, “Malleus maleficarum”

Rush González, Acerca de la ideología del rock. Una meditación en torno a la contra cultura, www.uaemex.mx/plin/colmena%2061-62/Aguijon/RG.html, obra consultada el 3/12/2015.

Sagan  Carl, El mundo y sus demonios, Trad. Dolor Udine, Planeta, Barcelona, 2000. Bigalli Carlos, “El Malleus Maleficarum”, Subjetividad y procesos cognitivos, 9 (2006), pp. 92-114.

Vomituriton, A leflover, Finlandia, 1995,  “Malleus maleficarum”

Witchfinder General, Death penalty, Inglaterra, 1982, “Witchfinder general.

 

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