Noche de alquimia
Después de una breve llovizna, la noche tenía un halo sofocante; el ansia escurrió y el corazón golpeó inquieto. Los signos debelaban que sería una velada de alquimia en el Circo Volador, ya que Leprous, Obesity y The Advent Equation se presentarían en un evento de Cacique Entertainment.
Arribamos al reciento alrededor de las 6:00; una fila ya comenzaba a serpentear. Un poco antes de las 7:30, accedimos al lugar sin demora o complicación. Los murmullos poblaban el recinto mientras una masa crecía en la obscuridad.
En punto de las 8:00 el primer hechizo se manifestó, The Advent Equation subió al escenario con la certeza del trueno para impactar con fiereza y elegancia. Una voz de ensueño se vertió sobre los oídos para poder encontrar el alma de los oyentes; por consiguiente, los suspiros y los gritos se levantaron para la banda regiomontana.
Una base sólida edificada por una batería exacta y con el refuerzo de un bajo como muralla se amalgamaron en sincronía con unas guitarras que se plasmaban en el pecho con temeridad. Asimismo, una voz forjada como la nostalgia de un sueño distante se derramó en cada esquina.
Las presencias de Hypnos y Thanatos bailaron entre cada canción que era ejecutada con laboriosidad y pasión; a causa de esto, los cuerpos se levantaron en un violento movimiento que se plasmó como un momento único en la eternidad. De esta forma, The Advent Equation dio por terminado el primer acto de la noche.
El intermedio se presentó y muchos apresuraron el paso para la compra de cervezas mientras otros cruzaban las puertas para unirse al recital. Después unos destellos invadieron la tarima; Obsetity tomó su lugar.
Con señorío y una entrega total desde el primer segundo, la banda ocupó toda la sala con su magia en forma de riffs que se extendían como un laberinto infinito. Disparos milimétricos se impactaron con fuerza y precisión. Al mismo tiempo, matices de brutalidad y una complejidad de sentimientos se elevaban en cada nota.
El público esculpió una ovación ante el poderío del trío; debido a esto, Obesity se mostró feliz y determinado en entregar una presentación impoluta y que al mismo tiempo se quedase plasmada con el mayor fervor. Con un corazón abierto y la más pulida técnica, los magnos reyes otorgaron una serie de piezas, en las cuales cada uno demostró su maestría individual; asimismo, expusieron cómo su trabajo en conjunto funciona como el perfecto engranaje de una máquina letal. En definitiva, la agrupación dio una cátedra de virtuosismo, ímpetu y amor a su público.
La velada avanzó entre tragos de malta mientras la noche devoraba las horas; sin embargo, aún faltaba el último acto. El reloj giró hasta que las 9:50 fueron tatuadas en ese jueves 9 de noviembre. Seguidamente, una neblina azulada tiñó la obscuridad.
El presagio de un sueño fue anunciado por acordes sutiles y unas siluetas se acomodaron para dar paso al último sortilegio. Como una brisa que irrumpe en los pensamientos, Leprous comenzó.
Progresiones que se deslizaban como un péndulo tomaron los espíritus para llevarlos fuera de ahí, hacia un abismo de melancolía. Una voz de aeda de las sombras iluminó los pasajes trazados por una batería sobria y guitarras que hipnotizaban los sentidos.
Los latidos estaban en vilo y el nombre de Leprous fue pronunciado en un eco que hizo retumbar el Circo Volador. Como resultado, los compases trasmutaron en flamas; un ángel fue convocado para danzar entre ellas. Las horas transcurrieron como si fuesen una quimera nocturna que se impone ante la vigilia.
Un teatro del dolor se edificó ante la interpretación llena de versatilidad y finura. Además, cada nota se colocó en el lugar exacto para extraer lágrimas que venían de recuerdos perdidos. La añoranza fluyó como un río que nacía del pecho; el caudal era guiado por una voz que vestía de embrujo. En consecuencia, la música se incrustó entre las venas y la negrura fue tragada por un cielo rojo. Con esto, Leprous concluyó la catarsis.
En suma, fue una noche en la que las bandas hicieron gala de su técnica, así como de su capacidad artística para sacar a flor la piel las emociones de sus oyentes. Sin duda, fue un evento en la cual la música se volvió la alquimia perfecta.
Agradecemos todas las facilidades a Cacique Entertainment.