El pecado del Cielo: Terminal Fest
El reloj trajo la noche; yo llegué al destino. La penumbra de la boca del Gato Calavera me recibió y entré en un salón de sombras y luces. Un beat ya taladraba los ladrillos del edificio. Al comienzo, miré pocos asistentes, pero la velada era un efebo y la bacanal aún no abría, así me adentré en lo desconocido para ser el narrador del Terminal Fest de Klub Terminal y Diagnosis MX.
Un relámpago en la penumbra y dos individuos toman el escenario. Tanzkrieg embiste con sonidos tajantes y disparos exactos. La infección del Terminal Fest da inicio. Con el palpitar de las notas eléctricas, veo las primeras sombras al ritmo de una batalla de resonancias.
Seguidamente, ecos y voces fugaces se meten en mis pensamientos. Asimismo, sueños dislocados se cruzan en mis ojos. Distingo un poco más de gente que se abre paso entre los sonidos rituales de SinnergyCdio. La DJ se sumerge en un trance que nos envuelve a todos. El retumbo de un pasado me escurre en el paladar mientras veo siluetas que parecen perdidas en un viaje interno. Una atmósfera inquietante sumerge el recinto en las brumas de un futuro nostálgico.
Después de unos minutos el entorno cambia y beats incisivos se abren paso. Tic, toc, tic, toc. Truena el reloj de la locura. La adrenalina llega como un pinchazo; Clockwork Echo golpea con furia. Por un lado, una voz mecánica bendice el dolor, por el otro, una ninfa del caos escribe sobre la tornamesa un sentimiento mortal. Cuerpos de sombra transpiran al seguir el movimiento infernal de las manecillas.
La fiesta de tinieblas prosigue entre los latidos artificiales. BlakLight arriba a la palestra. La banda y el púbico intercambian sonrisas y las primeras notas se vuelven un reptil que serpentea entre las siluetas. La obscuridad más luminosa detona en el centro de la pista y Brian, cantante del trío de los Ángeles, comienza la seducción con una melódica voz y un baile contagioso. Pulsaciones elegantes y ostinatos emotivos se revuelven entre pesadillas que convocan a la danza. Brian toma el control de la noche y salta del escenario para balancearse al igual que un vampiro entre los compases de una música que nos recuerda amores desconocidos, momentos agridulces. Sumado a esto, algunos espectadores se acercan al cantante para demostrar su emoción ante la entrega de BlakLigth.
El deseo sigue creciendo entre los espectadores y en ansia se incrusta en el cuello. Los suspiros revolotean junto a los demonios de la lujuria y así Carved Souls sube al altar. Un ardor dentro del pecho toma posesión del público; por consiguiente, las almas se rompen y se rehacen entre notas de ensueño creadas por dos sombras sin rostro que ofrecen negras meditaciones. Las caderas se mueven de un lado a otro y extraños anhelos parecen nacer en la piel de las formas desconocidas que pueblan las entrañas del bar. En mis reflexiones me dejo llevar por el embrujo de la voz y caigo en una inquieta paz.
Pasa de la media noche y el final debe llegar. Vislumbro pocos espectadores, pero todos ellos están disfrutando. He mirado sus ojos apasionados y como sus fantasías siguen los beats; asimismo, su determinación no mengua con el transcurrir de las horas. Freakangel aborda el arca con divinas alas de pecado. Su comienzo es potente y levanta gritos. Pieles corrompidas se mezclan con violentos sintetizadores. Se estremecen los sexos y palpitan los delirios. Figuras que no son hombres ni mujeres abren el pecado del cielo. La muchedumbre se estremece con plegarias de odio y amor. Además, sigo con atención el sermón de salvajismo industrial. El ocaso parece llegar y el dúo sale del escenario; sin embargo, la multitud ruge por una pieza más; en consecuencia, el ángel vuelve para el último baile y reventar el Gato Calavera. Así da por concluido el regreso del Terminal Fest.
De manera global, no hubo percances y todo transcurrió de manera ordenada. El sonido fue claro y potente. Asimismo, las bandas y la promotora le entregaron una grata experiencia al público.
Agradecemos todas las atenciones a Klub Terminal y Diagnosis MX