De qué hablamos cuando hablamos de una incitación a la violencia: Vio-Lence y Exhorder en CDMX
El miércoles 31 de enero era el último día del primer mes del 2024 y para cerrar este periodo, Cacique Entertainment unió a dos emblemáticas bandas para que dieran cátedra de un metal bien afilado; así, Vio-lence y Exhorder escribieron una historia de devastación en el Foro Veintiocho.
Al termino de mis actividades, me dirigí a la sede destinada para convertirse en un mapa del caos. Mi acceso fue ágil y sin demora alguna. Al momento de entrar, mi visón fue interceptada por chalecos clavados con parches que ondeaban como estandartes de guerra; asimismo, las tropas forjadas en el fragor del thrash metal comenzaron a tomar sus lugares.
El ansia de cataclismo podía percibirse en el aire y el presagio de furia flotaba entre las cabezas. De esta manera, una bestia se abalanzó sobre el escenario y desde el primer acorde hizo gala de ferocidad. Exhorder, con el señor Kyle Thomas a la cabeza, encendió el instinto asesino del público; por consiguiente, las fogatas de carne humana se arremolinaron.
Riffs machacantes y una batería como aplanadora se amalgamaron perfectamente con la voz de Thomas para desatar una verdadera masacre. Ecos del pasado y del presente retumbaron para desencadenar las mareas de odio que parecían no tener fin. Además, los gritos que repetían el nombre de la banda fueron como gasolina para una agrupación que dejaba el corazón en llamas sobre la palestra.
Exhorder tomó su corona como un soberano, quien reina sobre el caos; escupió acordes rabiosos que fueron recibidos por la masa como si fuese ambrosia; en consecuencia, el foro se sacudió ante la ola cargada de locura. Seguidamente, una sombra sabbatezca cubrió el recinto; todos caímos dentro de un abismo. Como gran cierre, Exhorder esculpió una monumental provocación para la devastación. De esta manera, Kyle Thomas y su pelotón se despidieron entre las ovaciones de un público extasiado.
Unos minutos de calma llegaron; no obstante, fueron sólo un espejismo, el cual fue devorado por una pesadilla que cubrió todo el lugar como si fuese un manto. Vio-Lence emergió de la noche como un ejército maligno. Sus guitarras resonaron como una maldición; asimismo, Sean Killian volvió su voz un trueno que hizo cimbrar el inmueble. El publicó elevó sus gritos para la banda y Killian respondió con un respeto solemne.
Las notas siguieron sonando como el cuchillo bien afilado de un asesino. El mosh figuraba ser una serpiente hambrienta que se alimentaba de la cólera sonora de Vio-Lence. El público se entregó con demencia y lealtad ante cada pieza; por consiguiente, la agrupación regresó el gesto con una pasión que crecía y una brutalidad que se palpaba en cada pasaje.
Los oriundos de California, exhibieron su maestría y bestialidad. Como un lobo que se arroja sin misericordia sobre su presa; igualmente, demostraron que en esa noche la clemencia era sólo un fantasma raquítico porque en ese momento lo que se erigía era un monolito para un dios inclemente de la aniquilación. La energía estaba a tope, el bajo y batería funcionaban como una perfecta maquinaría de demolición. Por el otro lado, las guitarras se mantenían como cuchillas relucientes junto a la voz de Killian que era una llamarada. Con este panorama resonó el espíritu punk con crudeza y seguidamente llegó el choque de dos mundos. Toda la potencia y agresividad llegaron al máximo nivel para finalizar una velada marcada por el halo de la destrucción.
En suma, las bandas ofrecieron presentaciones espectaculares que mantuvieron la emoción del público en todo momento. Por otro lado, el sonido fue bastante bueno y tanto Vio-Lence y Exhorder pudieron lucirse.
Agradecemos todas las atenciones a Cacique Entertainment y Cigarroa Medios.