Crítica de Marianne, la serie de Netflix

Marianne es la nueva serie de terror de Netflix. Un producto francés dirigido por Samuel Bodin y estelarizado por Victorie Du Bois. Se estrenó el 13 de septiembre y ha causado una gran expectativa.

La historia se centra en una afamada escritora de terror llamada Emma Larsimon. Ella ha ganado reconocimiento por una serie de libros en los cuales aparece la malévola bruja Marianne. Emma ha decidido terminar con aquellas historias y presenta el último libro de la saga; pero en el momento en que la escritora expone su libro para sus fans y la prensa, una sombra del pasado la sorprende. Una amiga de su adolescencia se aparece; le dice que Marianne está en el cuerpo de su madre y clama porque la escritora vaya a verla.
Desde ese momento comienza la historia sobre Emma y su confrontación con la arcana bruja. La serie se divide en 8 capítulos en los cuales se busca homenajear a escritores como Arthur Machen, Lovecraft, Hope Hodgson, King. Sin embargo, esos homenajes no se alcanzan a desdoblar de una manera totalmente efectiva.

Uno de los factores más importantes en el desarrollo del terror es la creación de la diégesis. En este contexto la serie, en primera instancia, parece hacerlo, ya que nos presenta un pequeño y olvidado pueblo costero, Elden. La asfixia y solemnidad del lugar se vuelven un lugar idóneo para lo anómalo; pero en el desarrollo de la trama el lugar se torna irrelevante.

En la prestación de personajes tenemos a nuestra protagonista, que es expuesta como antiheroína, pero en su desenvolvimiento se vuelve una figura odiosa e incapaz de accionar ante las situaciones. Mientras más avanza la trama se puede ver la involución de Emma. Del otro lado, en la primera encarnación de Marianne; se puede percibir su impureza y un halo siniestro. La actuación de Mirrele Hersbtmeyer es increíblemente infernal. Los personajes secundarios se desarrollan muy poco; se sienten acartonados. El intento por crear una fraternidad, al estilo de los Losers de IT, se percibe muy artificial. Su repercusión en la trama es poca o irrelevante.

El desarrollo de los capítulos

En los primeros capítulos podemos sentir cómo se crea una atmósfera de pesadilla; las sensaciones ignotas rondan por la pantalla; las secuencias construyen la sensación de horror; sin embargo, el clímax conseguido es despedazado por el humor. Aspecto que fragmenta la tensión labrada. Las subidas y bajadas son constantes; se agradece que la serie no esté plagada de jumpscares, en los primeros episodios. Hasta este punto el desconcierto y el misterio no presentan una historia con posibilidades interesantes.
Lo siguientes episodios en lo que se puede encontrar el desarrollo son realmente flojos. Todo se vuelve predecible y los homenajes a autores no terminan de cuajar. La protagonista cada vez es más patética, la aparición de sus amigos de infancia no da gran relevancia a la serie, aunque se intenta darle una profundidad a la psique de Emma. Lo siguiente se vuelve tedioso, cómico, aparecen más jumpscares y los ambientes lúgubres son cambiados por sustos simples y predecibles. Los huecos argumentales y un guion forzado se erigen; todo lo construido decae.

Dentro de los escollos podemos ver que suceden asesinatos, la desaparición de un inspector de la policía; eso no convoca una presencia más fuerte de las autoridades; además, el motivo por el cual Emma dejó el pueblo de se siente muy forzado. Sí, tenía que abandonar Elden, mas la manera en que lo hace es artificiosa; es para justificar su personalidad de antiheroína. Uno de los peores fallos es que uno de los personajes que conoce la historia de Marianne sólo actúa hasta el desenlace, un giro argumental basto. El final es apresurado, anticlímatico; el ritmo es atropellado incipiente. Se vuelve un monumento cursi y cutre de un momento de absolución

La conclusión no tiene la profundidad emotiva que se requiere. El personaje principal pierde casi todo, pero ahora está renovada, algo inverosímil. Además, nunca se esclarecen los verdaderos motivos de Marianne. Esto, obviamente, es para una segunda temporada que estará ligada al último evento.

En suma, Marianne es un buen intento, pero no llega a volar muy alto. Es un producto entretenido, mas no una joya del horror, como nos la quieren vender. Si le diere una calificación, sería un 6.5.

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