Noche de condenados: Brutal Death Festival en CDMX

Noche de condenados: Brutal Death Festival en CDMX

Con ambiente de cempaxúchitl y memorias arcanas, tomo camino hacia un ritual de brutalidad que se realiza en el Gato Calavera por parte de Klub Terminal México y Diagnosis MX. Arribo al templo y me enfilo al camino de los muertos de Brutal Death Festival.

La ceremonia apertura con Death Comes Ripping de puebla. La agrupación sube al escenario; comienza la metralla. Ritmos a medio tiempo, riffs ásperos y entre cortados taladran la piedra. El toque de la Parca se expande en el recinto. Son pocos los espectadores que han llegado; sin embargo, los poblanos nos entregan una actuación recia y nos invitan a agitar los cráneos con breakdowns cargados de veneno. Sin contemplaciones, la escuadra se abre el corazón y ofrenda toda su furia a la festividad.

Foto de Catrina Aliney

De manera posterior, desde Tlaxcala Cradja ocupa lugar en la ermita del salvajismo. Las guitarras rugen implacables. Crueldad y épica se mezclan en la penumbra del Gato Calavera. El ataque de los tlaxcaltecas es tan letal que el parche del bombo se rompe y hay una pausa para solucionar esto. Unos momentos adelante continúan con su gesta. La bravura no mengua y los guerreros vuelven con el filo de la obsidiana. Los riffs son destellos mortíferos y los muertos aúllan con la potencia de Cradja. Por otro lado, Death Comes Ripping se lanza al mosh. Asimismo, los oriundos de Tlaxcala son un vendaval de bestialidad que avanza sin remordimientos para marcar su existencia en la memoria de los asistentes.

Foto de Catrina Aliney

La muerte sonríe con malicia y Surgery se manifiesta como una amenaza. Dan inicio con una tajada directa a la yugular y presumen un death metal sádico. La sala no está llena; no obstante, la escasa legión que participa se sumerge en la corrupta liturgia. La agrupación de la CDMX es una bestia que embiste con total barbarie. El público se deleita con el despliegue de los sangrientos cirujanos. Sumado a esto, Surgery se deja ver indomable y libera todo su resentimiento sobre los recuerdos de cadáveres hediondos.

Foto de Catrina Aliney
Foto de Catrina Aliney

Al borde de la media noche, replican los lamentos de los fallecidos y Condemned libera su cólera. Sus guitarras supuran pus y su aura destila impureza. La banda de San Diego vomita rencor que impregna todo el santuario de la brutalidad. Notas de sufrimiento mutilan todo a su paso y la agrupación se vuelve un emperador de la blasfemia. Los puños de los asistentes son martillos que laceran las sombras.

El auditorio se muestra efusivo y Condemned reluce su maestría en la destrucción. Las pobres almas tiemblan ante la obstinada depravación del grupo y las escuetas pieles chocan con las notas putrefactas. Por otro lado, el incesante bombo acribilla todo sin rasgos de misericordia. La acometida es tan grandiosa que dos cuerdas de la guitarra se rompen; por consiguiente, un breve lapso de silencio se presenta. Seguidamente, transcurren algunos   minutos y la malevolencia se renueva. Los californianos se exhiben como deidades de la catástrofe; lanzan los últimos conjuros para dar cierre al festival de los condenados.

Foto de Catrina Aliney
Foto de Catrina Aliney

Agradecemos todas las facilidades a Klub Terminal México y Diagnosis MX.

 

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