Red social ejerce cultura de cancelación contra músico noruego

En estos tiempos, no es extraño toparnos con lo que debe ser políticamente correcto. A partir de esto, se han creado ciertos criterios sobre lo que debe ser y no aceptado por la sociedad. Esto obviamente ha causado una serie de debates en el contexto moral y de la percepción de la realidad. Por consiguiente, se creó la cultura de la cancelación, un esfuerzo “heroico” por salvar a la sociedad de los pensamientos y praxis que son erróneos para así imponer una ideología de felicidad y armonía, basada en los criterios de aquellos impolutos creadores de las nuevas normas morales. La cultura de cancelación y los cruzados que la ejercen con vehemente espada no dejarán de perseguir a todo “mal” o “demonio” que atente contra lo que se ha determinado que debe ser la nueva forma de pensar, en que debemos de ser homogéneos y convivir en una utopía forjada en lo que ellos impongan. Los héroes que han tomado el manto de la justicia llegarán hasta las últimas consecuencias, no importa que tengan que censurar, prohibir, perseguir, alinear, ideologizar, intimidar e imponer.

            En días recientes, ha surgido una polémica entre Varg Vikernes y Facebook. La red del señor Marck Zuckerberg canceló la cuenta de       Satanath Records, esto por una publicación de hace dos años sobre la música de Burzum. Con base en esto y otros sucesos, se ha expuesto que hacer una publicación con respecto al músico noruego incumple las reglas de la red social, pues el noruego cometió crímenes y es una persona con ideología peligrosa.

La cruzada de la santa hipocresía

Ante esto, nos hayamos con uno de esos héroes que buscan librarnos del mal y el peligro. Desde hace poco tiempo, Facebook ha sido una de la redes sociales que ha funcionado de manera inconsistente y absurda. En su afán de ser políticamente correctos reinan con una serie de acciones arbitrarias e inconexas. Muchos usurarios se han visto bloqueados por situaciones ridículas y sin sentido, pero de manera paradójica páginas de estafas, noticias falsas, grupos de pedófilos y sectas radicales siguen actuando en la red social.

               Zuckerberg como otros intenta imponer una política de hipocresía, ya que él no busca una regulación, sino una imposición de ideas con base el poder adquirido. Este poder se ejerce con bandas, medios, compañías que necesitan del espacio para promoción e interacción con el público. Sin embargo, los verdaderos peligros, maltrato animal y noticias falsas no son de la incumbencia de este “honorable empresario y su esforzado equipo”.

            Sobre todos estos puntos, se puede argumentar que la reacción contra Satanth Records es totalmente arbitraria y moralina. Se perjudica a una empresa con base en criterios absurdos y de censura descarada. Con respecto a Vikernes, el paso del tiempo lo ha convertido en una caricatura de él mismo y muchos no le dan relevancia a sus ideas. Además, muchas personas escuchan su música sin la necesidad de atender a toda su propaganda.

En suma, debe de existir una libre elección; las personas deberían ser capaces de escoger con base en su criterio, análisis y conocimiento de las leyes; no con la imposición de una red social dudosa ética.

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