La carencia del terror
Uno de los grandes problemas que enfrentan distintas expresiones artísticas hoy en día es el verse sumergidas en una industria que busca las ventas por sobre todo lo demás. En la sociedad actual, acostumbrada al consumo de lo inmediato y fácil, encontramos que, en pos de llegar al éxito comercial, se ignoran las características ya mencionadas para crear un ambiente lleno de Jumpscares, que, además, se convierten en la única herramienta para asustar al espectador. Veamos entonces algunas comparaciones en los medios ya mencionados.
Cine:
Sin duda, el último gran hit que reunía todas las características mencionadas arriba, durante mucho tiempo, fue The Blair Witch Project (cosa que cambió después del excito de The Witch en 2015). Después de esta película podemos notar que los protagonistas dejan de tener importancia, pues si bien, sabemos poco de los estudiantes de cine que se adentran al bosque para documentar a la bruja de Blair, la película nos muestra el lado totalmente humano de ellos. Los vemos enojados, los vemos peleando, los vemos llorar, pedir perdón, preocuparse por sus compañeros. En cambio, al comparar todo esto con, por ejemplo, Insidious, notamos un gran cambio, pues a pesar de querer profundizar en el desarrollo de los personajes, estos no evolucionan ni logran que todos los espectadores empaticen con ellos.
Por otra parte, durante mucho tiempo, el cine de terror se ha visto sumergido en una ola de películas sobre una criatura que persigue a los protagonistas, fantasmas de los que importa más el aspecto visual que su origen o como afectan a los personajes. Es justamente el efecto que tuvieron las películas de slasher y que ha causado que, muchas de ellas, se convirtieran de modo gradual en parodias de sí mismas.
En la actualidad vivimos un resurgir del cine de terror en el mainstream. Hereditary, The Witch, The Lighthouse, son claros ejemplos de esto. Aunque las sagas de Conjuring y Annabelle siguen ahí, se nota un aumento en el numero de películas que exploran los aspectos fundamentales del horror y los adaptan a la situación actual.
Videojuegos:
En este aspecto podemos encontrar un rey indiscutible del medio: Silent Hill. La saga alcanzó un punto que ahora se ve insuperable mientras estuvo a cargo del llamado team silent, quienes adaptaron el terror de David Lynch a los videojuegos. Se jugaba con conceptos psicológicos, las limitantes técnicas fueron usadas a su favor para crear una ambientación en la que el jugador se viera rodeado por lo desconocido de forma constante; cada monstruo tenía una razón de ser y representaba algún miedo de los personajes. Lamentablemente la serie cayó en un abismo hasta llegar al olvido con sus entregas posteriores en las que incluso aparecían criaturas únicamente por su popularidad y sin razón de estar ahí al apegarnos a la mitología construida.
Después de la caída del pueblo maldito los juegos sufrieron un fenómeno muy parecido al del cine. Las historias se hicieron cada vez más simples y el factor fundamental, sino es que el único, fue el jumpscare. Los claros ejemplos son precisamente los grandes hits: Five Nights at Freddy’s y Outlast. Los dos cuentan con una ambientación muy distinta y un sistema de juego que no se puede comparar, y aun así son extremadamente parecidos. Lo único que preocupa al jugador es de dónde vendrá el siguiente susto, o más bien, la siguiente sorpresa. La amenaza nunca sale de la pantalla y los elementos usados para crear la atmosfera de terror no son profundos, solamente acuden a la incomodidad o a la sangre sin abordar un aspecto psicológico o personal. Los protagonistas no tienen historia y la única relación creada con ellos es que el juego es en primera persona, factor que, en el caso de Outlast, puede afectar de gran modo los sustos presentados, pues si alguien comienza a jugar mientras camina con la vista hacia atrás, no hay nada que asuste.
Sin duda el videojuego es uno de los campos más difíciles para crear miedo debido al factor de la interacción, pues puedes usar la carencia de munición, o hacer a tu personaje indefenso, incluso obligarlo a adentrarse en los peligros, pero si no se hace de modo correcto, entonces el miedo se va a perder por completo. La esperanza en este campo se perdió, para muchos, con los cambios de la saga de Deadspace y más aun con la cancelación de Silent Hills que iba a estar a cargo de Hideo Kojima y Guillermo del Toro. Por el momento el público sigue a la espera de algo, por lo menos parecido a lo que alguna vez fue Silent Hill.
Literatura:
El terror encontró su nacimiento en esta expresión artística, pero hoy día es la más ignorada a pesar de ser la más prolífica. Se puede hablar poco de un cambio en este medio, pues en realidad ha logrado mantener su calidad, además de que cuentan con mayor libertad creativa por tratarse de figuras ya consagradas en el género, o bien por la falta de una supervisión constante durante el proceso creativo por parte de ejecutivos interesados en vender más y más, como en el caso de los videojuegos y el cine.
El pero que podemos encontrar en este caso lo lleva por completo el público que, en muchos casos se limita a tres autores: Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft y Stephen King. Si bien, esto no es la norma, si es lo percibido por aquellos alejados del medio literario. Por lo mismo este punto no se puede encaminar a una crítica al medio, más bien a una invitación para acercarse a autores distintos pues es aquí, donde se ve una de las últimas trincheras del terror.