En el thrash creemos (Crónica de una victoria- Artillery en CDMX)

 

 

Los últimos rayos de sol relucían antes de que la noche reinara. La obscuridad comenzaba a moverse con un cálido cinturón que envolvía el ambiente. Emprendí mi avance; me deslicé entre los negruzcos túneles de una metrópoli que transpiraba como una bestia jadeante.  Cavilé sobre la batalla que pronto llegaría y apresuré el paso de mi marcha.

            Salí de la guarida del titánico monstruo naranja que atraviesa la ciudad; dirigí mis pasos hacia aquel sitio donde se pactó que una legendaria artillería danesa guiaría una memorable ofensiva en conjunto con tres escuadrones dispuestos a dejar sangre, sudor y pasión en la lucha de aquella noche.

            Llegué al recinto; me uní a las filas de reclutas para esperar por el acceso. El preámbulo del caos era presente; sin embargo, la noche tenía un sabor a tranquilidad. A las 7:00 entré en las instalaciones. El lugar era pequeño, pero el armamento dispuesto en el escenario prometía un combate de esos que se impregnan en lo más profundo de las memorias.

            Las 7:30 llegaron y era el momento de que la primera fase de la vanguardia hiciera su movimiento. Thrash Maker Machine desplegó a sus combatientes sobre el escenario. El público apenas comenzaba a llegar y la banda tuvo la difícil misión de ser quienes soltaran el primer disparo. No obstante, salieron sin titubear y con un ataque relámpago. El escuadrón fue comandado por una cantante que ondeaba una aluzada cabellera como una bandera que guiaba a sus compañeros para no flaquear en la acometida.

            La banda descargó toda su munición. Los riffs se impactaban entre los muros mientras la batería machaba todo a su paso. La energía y fragor de la batalla comenzaban a ser invocados por esta agrupación que dejaba el corazón en el escenario. Thrash Maker Machine cumplió su objetivo; fue una digna vanguardia. Al retirarse de la trinchera se llevó la merecida medalla de los aplausos.

            En segundo lugar, una fiera tropa de veteranos tomó el territorio. Thrashock, desde el primer instante, bombardeó el lugar y sus riffs dejaban en claro que no pensaban dejar prisioneros, la directriz era aniquilar. Además, Ricardo “Ripper” Escobar tomó la postura de un soberbió general y encaminó a sus hordas hacia un camino de destrucción total. Una guerra nacía y ellos sonreían ante el pandemonio que se desataba.

            Thrashsock no claudicaba y no permitían ni un momento para respirar; no estuvo permitida ningún tipo de tregua. Las hostilidades eran escupidas por una voz inclemente y un sequito que conocían bien su labor. La noche comenzaba a arder y la banda brindó el máximo honor a los chingadazos. Escobar se retiró con sangre en sus manos y cumplió la misión de engendrar el odio entre los soldados.

            Posteriormente, unos mercenarios bien conocidos se postraron sobre el polvorín. IntoxXxicated dejó caer su poder ante unos asistentes que eran consumidos por una noche                                       abrasadora. Avanzaron son señorío y como una estampida que se llevaba todo a su paso. Enrique Parker hacia cortes letales con esa voz de navaja mientras sus camaradas detonaban el recinto con notas que impactan de manera constante. Por consiguiente, la metralla volaba de un lugar a otro y nadie estaba a salvo.

               El caos se diseminaba y un fuego se extendía por las trincheras. Los añejos luchadores sabían hacer bien su trabajo y su labor fue llevar la batalla hasta ese punto donde no hay vuelta atrás, es decir, IntoxXxicated llamó a una artillería pesada después de dejar el terreno listo para el punto clave de la guerra de esta noche. La banda se retiró con loores y con cero bajas entre sus filas.

            Las sombras escurrían entre luces neón y la trinchera estaba expectante de las siluetas que se preparaban en la obscuridad. Rumores entre los solados flotaban, pero en un segundo fueron sofocados por la primera detonación de Artillery. Dos certeras balas impactaron. The “Almigthy” y By Inheritance sacudieron al vulgo que clamaba por el ataque los daneses. Metralla pura sacudía en recinto y los files huestes se golpean frenéticos para celebrar la aparición de la banda.

            Por otro lado, el mítico Michael Stützer veía sonriente a aquellas tropas que gritaban Artillery con una devoción marcial; asimismo, Michael Bastholm, Kraen Meirer y Peter Thorslund respondían con calidez y entrega a ese público que escurría el thrash por todos sus poros.

            Posteriormente, los daneses entonaron de “Face of Fear”. Olas de carne se revolvían como una marea mientras se agitaban a la velocidad una batería que avanzaba como un panzer. Frederik Hansen acribillaba los tambores con vehemencia mientras se derretía por la infernal atmósfera. A continuación, llegaron como explosiones certeras con “When Death Comes y Legions”. Conviene subrayar que el señor Michael Bastholm hizo gala de una ejecución vocal de la más alta calidad y de un carisma que cautivó al público; al mismo tiempo, Stützer, Meirer y Thorslund se mostraban energéticos y felices de encabezar aquella cruzada.

            Frenéticas melodías flanqueaban el campo de batalla y la artillería no se detenía. Las ráfagas continuaron con “In Thrash We Trust”, uno de los momentos más épicos de la noche, pues las honorables tropas arremetieron con la mayor violencia y coreaban como espartanos su fe en el poder del thrash metal. Seguidamente, los himnos de guerra continuaron con “The  Challenge”, “Turn Up The Reage” y “Khomaniac”. Viejas memorias y nuevas glorias se conjuntaron para que jóvenes y antiguos guerreros se hermanaran en el mosh.

            Los combatientes entregaron su devoción a Artillery y entonaron un cantico de gloria para que esa noche del 3 marzo de 2023 quedara tatuada en la historia del metal. Stützer se mostraba agradecido por los fragores mientras Bastholm parecía conmovido por el gesto de los guerreros y toda la Artillería agradeció sinceramente.

            El estruendo de los cañones prosiguió con “ Beneath The Clay” y las tropas, a pesar del calor, no menguaban. Luego Bastholm sentenció que el último embate llegaría con “Terror Squad”.  Las primeras notas golpearon; el batallón reunido respondió con las mayores hostilidades de la noche. Un bombardeo inundó todas las trincheras y todos se enlistaron en ese escuadrón del terror.

            El silenció apareció; Artillery parecía proclamar el final de esa noche; no obstante,  el público pedía más metralla y la banda disparó con “Deeds Of Darkness”.  Con esa última detonación la banda concluyó totalmente la épica cruzada de esa noche.

            En suma, Artillery ofreció una presentación aplastante, una digna celebración de sus cuarenta años carrera. La banda exhibió una entrega y calidez que fue correspondida en todo momento por el público mexicano. La pasión sincera se desbordó en cada disparo y todos los asistentes nos fuimos totalmente satisfechos. También no hay que olvidar que las tres bandas mexicanas dejaron en alto el nombre de la escena y ofrecieron excelentes actuaciones. No queda más que decir que aquella es una batalla que se quedará en la memoria de todos los que creemos en el poder del thrash metal.

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