Sentimientos monocromáticos: Aesthetic Perfection en CDMX
El 24 de octubre, fue día para ir al Foro San Rafael y ser partícipes del concierto de Aesthetic Perfection, que fue realizado por Black Syndicate y Arkturus. Aquí, te compartimos nuestro relato.
El día muere y dejo el trabajo en el armario. Atravieso la ciudad con rumbo al centro y me adentro en la sede designada para el concierto. Entro rápidamente; me conducen a mi lugar. Los primeros acordes retumban y Larva hace gala de fuerza. Asimismo, las primeras almas van poblando la sala entre los claroscuros de la agrupación. Seguidamente, fulguran los primeros aplausos entre sonidos azules y escarlatas. El público comienza a encender la mecha y Larva se retira con bravura entre una danza luminiscente.
La penumbra se abre con un beat obstinado y tres figuras mecánicas toman los sentidos del público. Los contoneos aparecen entre ecos neón. Sumado a esto, un bajo punzante se clava en las pieles y los gritos se elevan para Nina Hologram.
La intensidad sube con el palpitar artificial y los cuerpos se dejan caer en las resonancias industriales. El trío se retira y deja el ambiente listo para las malas vibras.
Los minutos se disuelven entre suspiros, el Foro San Rafael luce una pista llena de figuras vestidas de negro y en el primer piso se distinguen bastantes siluetas. La noche prosigue y un dios dorado salta con salvajismo al escenario; las gargantas se quiebran. El ritmo incesante toma control de todos los seres y los deseos destellan
Daniel Graves es una presencia que lo incendia todo; por consiguiente, los corazones estallan. La complicidad se percibe en cada nota. Los espectadores y la banda se entregan con máxima pasión. Graves lanza sus pensamientos y la sensación de que nada es suficiente se queda entre las lenguas; asimismo, un sentimiento monocromático se instala en los pechos.
Las luces áureas atraviesan las miradas y los músicos arremeten con energía. La batería es un trueno que lo cubre todo, la guitarra balancea la fiereza con la seducción y Graves es un vendaval.
El Foro revienta con las voces y un obscuro verano se levanta. La audiencia sigue cada movimiento entre sonrisas y el furor crece en misiva sonora. En este momento, me viene a la mente que todos se han vuelto psicópatas que bailan de manera desquiciada.
Los riffs hacen que un vacío se abra y todos saltan atraídos por la fuerza de Aesthetic Perfection. El final parece llegar, pero los gritos piden “otra, otra, otra…” y Graves los complace con alegría. El recinto tiembla y la masa negra deja salir una marea de emociones y recuerdos. Amores que parecían verdaderos y memorias de desconfianza brotan en el ritual de previo al magno cierre. A la postre, la perfección se esculpe entre ovaciones y aplausos, así la noche finquita.